Te
ma de 2014: «La tierra pertenece al futuro,
protejámosla del cambio climático»
Aproximadamente 1.500 millones de personas en
todo el mundo viven en tierras que están en proceso de degradación, y casi la
mitad de los habitantes más pobres del planeta (un 42%) sobreviven en zonas ya
degradadas. La degradación de las tierras convierte a estos lugares en los más
inseguros del mundo. En algunos casos, esta inseguridad puede llegar a
desestabilizar regiones enteras.
Aunque estos territorios pueden parecer lejanos
a aquellos que viven en ciudades o en países desarrollados, los efectos del
sufrimiento de estos seres humanos repercuten en todo el mundo. Se estima que
en 2020 unos 60 millones de personas emigrarán desde las zonas desertificadas
del África subsahariana hacia África del Norte y Europa.
El objetivo de este año es concienciar acerca
del potencial de la adaptación basada en los ecosistemas —es decir, la
conservación y mejora de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos para
incrementar la resiliencia ecológica y reducir la vulnerabilidad de la
población—, como estrategia para hacer frente a los efectos del cambio
climático, especialmente en las tierras áridas. Los ecosistemas que gozan de
salud son más resistentes a los peligros que presentan las alteraciones del
clima.
En 1994, la Asamblea General
de las Naciones Unidas declaró el 17 de junio como el Día Mundial de Lucha
contra la
Desertificación y la Sequía (resolución 49/115 ) para fomentar la conciencia pública sobre
el tema, así como también la puesta en acción de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la
Desertificación (CNULD) en
aquellos países afectados ya sea por graves sequías, por desertificación, o por
ambas, en particular en Africa.
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