miércoles, 29 de abril de 2015

Si muere la selva se acaba nuestra vida

Impulsando modificaciones a la Constitución de Brasil, las grandes industrias de la soja, la ganade

Si muere la selva se acaba nuestra vida

ría y la minería quieren apropiarse territorios indígenas y selvas. Los indígenas de Brasil luchan por su supervivencia. Firma la petición.
Indígenas Yanomami de BrasilYanomami es uno de los 240 pueblos indígenas de Brasil (Wikimedia/Cmacauley (CC BY-SA 3.0))
Indígenas de Brasil se oponen a una reforma de la Constitución conocida como PEC 215. También se votará próximamente en el Congreso una nueva ley de minería.
Con esas dos leyes aprobadas, el Parlamento podrá anular áreas protegidas estatales y de pueblos indígenas. Quedarán a merced de grandes monocultivos, hidroeléctricas e industrias extractivas. Y no se podrán establecer nuevas áreas protegidas.
Hasta ahora, el gobierno ha sido la instancia responsable de establecer áreas protegidas y territorios indígenas. Pero desde las elecciones a finales de 2014, ha crecido en el parlamento el poder de los lobbies agrarios, mineros y de la industria energética.
Grandes áreas de selva amazónica están bajo amenaza de destrucción. Además, en algunas regiones de Brasil hay actualmente una sequía catastrófica. Las lluvias han disminuido. El abastecimiento de agua de millones de personas no está asegurado. La comunidad científica ve una relación directa entre la deforestación de la selva amazónica y la sequía.
Los bosques juegan un importante rol en el almacenamiento de agua y para el clima.
Los pueblos indígenas de Brasil han podido parar iniciativas legislativas como estas más de una vez. Procedentes de diversas regiones, en abril de 2013 ocuparon el congreso en la capital Brasilia. También en diciembre 2014 las manifestaciones indígenas evitaron el debate parlamentario. La reforma de la Constitución debió ser abandonada entonces, y así lo prometieron congresistas.
Pero pocos meses más tarde, el presidente del congreso volvió a poner PEC 215 en el orden del día.
Por favor, firme la petición al gobierno.

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29 DE ABRIL,DÍA DEL ANIMAL.


miércoles, 22 de abril de 2015

Hoy, Día Mundial de la Tierra

Hoy, Día Mundial de la Tierra

INTERNACIONAL
ONU/Logan Abassi.

REDACCIÓN


El 45 aniversario del Día Internacional de la Madre Tierra podría ser un momento decisivo para la causa medioambiental. Es el año en que el crecimiento económico y la sostenibilidad se dan la manoEs el año en que los líderes mundiales acuerdan finalmente un tratado vinculante sobre el cambio climático. Es el año en que los ciudadanos y las organizaciones dejan de invertir en combustibles fósiles para centrar su atención en las energías renovables. No será un camino fácil pero sí el único para salvaguardar el futuro de nuestro planeta.
El Día Internacional de la Madre Tierra es un recordatorio de que nuestro planeta necesita que todos y cada uno de nosotros se comprometa con esta causa y contribuya a avanzar en la dirección correcta. Llegó el momento de asumir el liderazgo para que nuestros líderes puedan seguir nuestro ejemplo. Para muchos, el cambio climático es un problema lejano pero la realidad es que ya está afectando las vidas de comunidades enteras, animales y personas de todo el mundo. El mundo necesita un cambio profundo. Este 22 de abril es una oportunidad para impulsar el Día Internacional de la Madre Tierra y mostrar a nuestras comunidades y a nuestros líderes que queremos nuevas acciones encaminadas a luchar contra el cambio climático. Llegó la hora de tomar la iniciativa.

En 2015, redefinamos el concepto de progreso.


Desarrollo sostenible

Mil millones de personas todavía viven con menos de 1,25 dólares diarios. Uno de los puntos más delicados de la propuesta de tratado es el referente a la negativa por parte de los países en vías de desarrollo de renunciar a su crecimiento económico, pese al coste medioambiental, ya que Estados Unidos y otros países industrializados son los que más contaminan el planeta con su actividad.

Movimientos de base: Marcar la diferencia

Más de 400.000 personas se unieron en septiembre pasado en Nueva York para la marcha a favor del cambio climático más masiva convocada hasta la fecha. Esta iniciativa tuvo repercusiones mundiales y los participantes pidieron a los líderes mundiales que reconocieran las consecuencias catastróficas que tiene el cambio climático sobre el planeta.

Llegó la hora de un tratado

En los últimos 20 años, se han hecho varios intentos fallidos para alcanzar un tratado internacional para la reducción de los efectos del cambio climático. En 1997 se alcanzó el primer acuerdo internacional sobre esta cuestión, el Protocolo de Kyoto. Estados Unidos, uno de los países que más contamina, no lo ratificó. Desde entonces, se han celebrado varias cumbres internacionales y se han hecho muchos esfuerzos por alcanzar un consenso y ninguno ha tenido éxito.


«Las grandes decisiones que tenemos por delante no corresponden solo a los legisladores y los dirigentes mundiales. Hoy, en este Día de la Madre Tierra, hago un llamamiento para que todos nosotros seamos conscientes de las consecuencias que tienen nuestras decisiones sobre el planeta y lo que supondrán para las generaciones futuras.»
Mensaje del Secretario General, Ban Ki-moon


Más información en:


martes, 21 de abril de 2015

La mujer que vivió dos años en un árbol

La mujer que vivió dos años en un árbol

 
 
 
 
 
 
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Sola, y durante 738 días, Julie Hill vivió en una secuoya a más de 60 metros de altura para evitar que la talaran.
ITSASO ÁLVAREZ – ISLA MUJERES
14 abril 2015 – 10:28
Julia HillJulia Hill se preparaba a los 23 años para viajar alrededor del mundo. Pero cuando se enteró de que había planes para talar los bosques de secuoyas cercanos a su casa familiar cambió de opinión. Nunca había sido activista ecologista, era estudiante en Arkansas y había trabajado con tanto empeño como camarera en un restaurante que llegó a convertirse en gerente. En 1996 casi muere en un accidente de coche. Un conductor en estado de embriaguez chocó contra la parte trasera del vehículo en el que ella viajaba y el volante se le incrustó en el cráneo. La joven pasó un año de terapia antes de recuperar la capacidad de hablar y caminar con normalidad. Hoy todavía sufre dolores en la espalda y las articulaciones. Una entrevista a Julia Hill recogida en la revista de temática ecologista ‘Magis’, recoge una declaración suya a ‘The Washington Post': “El volante en mi cabeza, figurativa y literalmente, condujo mi vida en una nueva dirección”. Pero entonces no se imaginaba siquiera que esta dirección sería 60 metros hacia arriba.

En el contexto de su recuperación conoció el parque nacional de Grizzly Creek Redwoods, en California. Se quedó fascinada por las secuoyas gigantes (secuoyas costeras, sequoia sempervirens) que lo poblaban. Dicen que entrar a un bosque de este tipo es como pisar una catedral viviente. El silencio te envuelve mientras dejas el mundo terrenal. Los troncos de más de dos mil años de antigüedad se alzan luminosos. Un olor fresco y húmedo llena el aire y helechos del tamaño de una casa danzan con la brisa. Las secuoyas costeras son la especie de árboles más altos del mundo. “Su majestuosa estatura, algunos alcanzan más de 120 metros, contrasta con la suavidad de sus pequeñas hojas en forma de aguja, que proveen la base para un rico ecosistema que comienza en el suelo esponjoso bajo tus pies y que termina en follaje 30 pisos más arriba de tu cabeza”, describe la periodista estadounidense Tracy L. Barnett, especializada en temas de medio ambiente, que escribe para ‘National Geographic Traveler’ en español, entre otros medios. “Ahora las secuoyas costeras apenas ocupan una estrecha franja a lo largo de la costa de California y Oregón”. Quedan en el mundo un 3% de las secuoyas que existieron.Julia Hill se ofreció voluntaria al colectivo Earth First! para protestar contra la tala de estos árboles, que como forma de protesta subían a estos árboles y permanecían allí dos, tres, cinco días. Hill ocuparía la secuoya durante cinco jornadas… que se convirtieron en dos años. La apasionada conexión que estableció con el árbol durante todo este tiempo provocó que personalidades como Joan Báez, Bonnie Raitt y Woody Harrelson se subieran al árbol con ella, y el batería de The Grateful Dead, Mickey Hart, organizó un concierto solidario al pie de la secuoya. En tierra la ayudó un equipo formado por miembros de Rising Ground que le creó una página web, le consiguió un teléfono móvil y un panel solar para cargar su batería, y le consiguieron entrevistas con periodistas de todo el mundo. Se aseguraron además de que recibiera comida orgánica (Julia Hill era vegana) y hasta le subieron un pastel vegano en su cumpleaños. Además, se hicieron cargo de los cientos de cartas que llegaban de todo el mundo y que Julia Hill intentaba responder personalmente.

Lluvias extremas e infecciones

Hubo muchas dificultades que Julia Hill tuvo que sortear encaramada en lo alto de la secuoya. Las cuenta en ‘El legado de Luna: la historia de un árbol’, el libro que escribió al finalizar esta experiencia. “Los vientos arrancaban las ramas de la secuoya de más de mil años y las aventaban contra el piso, 60 metros abajo. La plataforma superior, donde yo vivía, estaba como a 55 metros de altura. Al azotar, las ramas rasgaron la lona que me servía de refugio. El aguanieve y el granizo se metían por las rendijas de lo que habían sido mi techo y mis paredes. Cada nueva ráfaga agitaba la plataforma en el aire y amenazaba con lanzarme al vacío”. Tuvo que resistir lluvias extremas, fuertes vientos, heridas en infecciones que casi ponen fin a su misión de 738 días. Cuenta que una noche, próxima a rendirse, escuchó “la voz de la Luna” diciéndole que “sólo las ramas rígidas se rompen, las flexibles sobreviven”. De modo que se aproximó a las ramas más jóvenes. También sufrió picaduras de todo tipo de arañas, avispas, abejas y hormigas. Un día que una araña cayó sobre su cabeza, Hill se dijo a sí misma que “las arañas son parte integral del bosque y tienen un propósito más importante que el mío para estar aquí. En ese momento dejaron de molestarme”.
Julia Hill
La compañía encargada de la tala de árboles en el bosque, la Pacific Lumber, tampoco le puso las cosas fáciles. Los leñadores le montaron un cerco durante doce días. Tuvo que respirar el humo de los incendios que provocaban y se llevó su cuota de amenazas de muerte por parte de algunos talamontes. Entre las prácticas disuasivas de Pacific Lumber contra la forma de resistencia civil pacífica que llevaba a cabo Hill se contaban asimismo los vuelos rasantes en helicóptero por la cima del árbol. Lo cierto es que el estrellato de Julia Hill comenzó a generar dinero. Se recibían donaciones y ella decidía en qué se gastaba. Se había convertido en el rostro de un movimiento que supuestamente operaba por consenso, y ella había ido por libre, por lo que muchos de sus compañeros ecologistas la dejaron sola mientras ella negociaba con Pacific Lumber y aceptaba un trato: la empresa salvaba a su secuoya y al resto de los árboles que se encontraran en 70 metros a la redonda a cambio de 50.000 dólares aportados por donantes privados. “Todo el mundo tiene derecho a tener su propia opinión. No pretendo complacer a todos. Mi meta es vivir mi vida con integridad”, reveló a la periodista Tracy L. Barnett. Julia Hill de verdad se lo creía, realmente lo sentía, era una ecologista apasionada. Y aún hoy sigue trabajando por el medio ambiente y la justicia social. Cuando la gente le pregunta qué puede hacer para promover el cambio ella responde: “¿Cuál es tu árbol?”.
Tomado de: El Correo.com

sábado, 11 de abril de 2015

Vuelven a nacer tortugas en Galápagos, un siglo después

a través de El Ciudadano, noticias que importan   (Eliminar)
“Encontramos diez pequeñas tortugas de Galápagos en la isla hace un mes”, narró un grupo de investigadores en el último número de la revista Nature. “Puede que hayan más, porque su pequeño tamaño y su camuflaje hace que sea difícil divisarlas. Nuestro...
ELCIUDADANO.CL|DE EL CIUDADANO Y LOS CIUDADANOS