En
la tierra de Chernóbil uno siente lástima del hombre. Pero más pena dan los
animales. Y no he dicho una cosa por otra. Ahora lo aclaro… ¿Qué es lo que
quedaba en la zona muerta cuando marchaban los hombres? Las viejas tumbas y las
fosas biológicas, los así llamados "cementerios para animales". El hombre solo
se salva a sí mismo traicionando al resto de los seres vivos.
Después
de que la población abandonara el lugar, en las aldeas entraban unidades de
soldados o de cazadores que mataban a tiros a todos los animales. Y los perros
acudían al reclamo de las voces humanas…, y también los gatos. Y los caballos no
podían entender nada. Cuando ni ellos, ni las fieras ni las aves eran culpables
de nada, y morían en silencio, que es algo aún más pavoroso.
Hubo
un tiempo en que los indios de México e incluso los hombres de la Rusia
precristiana pedían perdón a los animales y a las aves que debían sacrificar
para alimentarse. Y en el antiguo Egipto, el animal tenía derecho a quejarse del
hombre. En uno de los papiros conservados en una pirámide se puede leer: “No se
ha encontrado queja alguna del Toro contra N”. Antes de partir hacia el reino de
los muertos, los egipcios leían una oración que decía: “No he ofendido a animal
alguno. Y no lo he privado ni de grano ni de hierba”.
¿Qué
nos ha dado la experiencia de Chernóbil? ¿Ha dirigido nuestra mirada hacia el
misterioso y callado mundo de los otros?
Svetlana
Alexiévich
Voces de Chernónil
***
La
desaparición paulatina de los animales me parece el signo de empobrecimiento
quizá más peligroso del ser humano. Éste sólo llegó a ser hombre gracias a su
talento para metamorfosearse, y el contenido de esas metamorfosis eran todos los
animales con los que alguna vez tuvo algo que ver. El hombre es también la suma
de todos los animales en los que se ha ido metamorfoseando en el curso de su
historia. La pérdida de este tipo particular de metamorfosis tendrá gravísimas
consecuencias para él.
Elias
Canetti
Conversación con Horst Bienek, 1965
***
En
la antigüedad, la voz que el hombre alzaba investido de razón recibía por
respuesta el rugido del león, el mugido del toro. El hombre entró en guerra con
el león y el toro, y al cabo de muchas generaciones ganó definitivamente esa
guerra. Hoy, esos animales carecen de poder. A los animales solo les queda su
silencio para hacernos frente. Generación tras generación, heroicamente,
nuestros cautivos se niegan a hablarnos.
J.M.
Coetzee
La vida de los animales
Foto:
Svetlana Alexievich en el bosque cerca de Minsk,
2000
Copyright © Svetlana Alexievich
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sábado, 28 de septiembre de 2019
MÁS PENA DAN LOS ANIMALES ( TIERRA DE CHERNÓBIL). SVETLANA ALEXIÉVICH
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